“Es la generación que falta ahora. En la política, en las facultades, en todos lados”
*Por Victoria Ríos y Samantha Vaccari
“Nosotros tenemos la valoración de que en la universidad, el Golpe se adelantó casi dos años: en septiembre de 1974, la “misión Ottalagano-Ivanissevich” (ministro de Educación del gobierno de Isabel Perón) inaugura en la universidad el clima que, como un continuum se vivió hasta el 10 de diciembre del ‘83.
Esa intervención a la universidad fue un anticipo de lo que luego vendría en el país: represión, secuestro y asesinato de militantes populares. Recuerdo como si fuera hoy que yo era el presidente del Centro de Estudiantes, pero la mayoría de quienes me acompañaban en esa gestión, integrantes de la comisión directiva, hoy están desaparecidos”
Las palabras que acabamos de citar fueron escritas por Miguel Ponce* en el libro “Testimonios a 25 años del golpe” editado por la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) y Página 12 en el año 2001. Son palabras que, al haber crecido en tiempos de democracia, ninguno de los integrantes de Historias Económicas debió pronunciar jamás. Para nosotros, la experiencia universitaria fue un episodio más de nuestras vidas que terminaría para dar lugar a un nuevo ciclo. Nuestro paso por la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA fue una etapa de tantas que vivimos con mayor o menor satisfacción, pero afortunadamente juntos. No obstante, existe una generación que no puede decir lo mismo.
Mural “Faltan ellos” — patio del edificio nuevo de la Facultad de Ciencias Económicas
El ‘73
Ante la dificultad de elegir por dónde empezar lo haremos por una fecha. “Hasta el 25 de mayo el régimen, desde el 25 de mayo el pueblo” fue la frase que eligió Hector Cámpora para ilustrar el fin de la dictadura y el inicio de la democracia. De esta manera, tras ganar las elecciones en marzo de 1973, finalizaba el gobierno de facto de Alejandro Agustín Lanusse.
Hector Cámpora fue presidente hasta el 13 julio de aquel año, momento en el que renunció para permitir una nueva elección presidencial de la que resultaría triunfante la fórmula Perón-Perón. Sin embargo, y a pesar de la brevedad del mandato, hubo un hecho significativo en el ámbito universitario: la designación de Rodolfo Puiggrós al frente de la UBA. Si bien tras la asunción de Cámpora se intensificó el conflicto interno del peronismo, “en el reparto inicial del poder se acordó que la Universidad permaneciera intervenida hasta la sanción de una nueva ley de educación superior”**. El primer rector — interventor fue Puiggrós, quien en 1973 encontró una universidad aún muy marcada por las huellas de la “noche los bastones largos” y la gestión autoritaria de la dictadura de Onganía.
Según relata Miguel Talento*** en el libro citado anteriormente:
“El fin de la autonomía y la revisión crítica de la etapa del demos universitario en el marco de la democracia menguada por la tutela militar, había fomentado la radicalización estudiantil y la introducción de un cuestionamiento de fondo al rol de la institución, de la formación profesional y de los propios intelectuales, en el contexto de reclamos crecientes por afirmar la soberanía nacional y reforzar la igualdad social”
Y continúa:
“Cuando el rector Rodolfo Puiggrós puso en funciones al decano de Derecho Mario Kestelboim a fines de mayo de 1973 expresó de un modo sintético el espíritu del momento: Elegí para dirigir esta casa de estudios al abogado Mario Kestelboim porque ha sido defensor de presos políticos y aquí abundan los funcionarios de la dictadura, porque es un hombre de izquierda y esta es una facultad de derecha y porque es judío en una facultad llena de fascistas”.
El cuestionamiento al rol de la Universidad y su vinculación con las necesidades concretas de la población se tradujo en numerosas iniciativas según la especificidad de cada facultad y el perfil de cada profesional. Así surgieron proyectos como los planes de vacunación masiva de la Facultad de Medicina, los consultorios barriales gratuitos en Derecho, el “Centro de Producción de Medicamentos de Base” en la Facultad de Farmacia y el de “Erradicación de Villas de Emergencia” de la Facultad de Arquitectura.
En Económicas, el economista rosarino Oscar Sbarra Mitre fue designado delegado-interventor (decano). Desde un principio, se propuso facilitar el regreso de los y las docentes cesanteados en 1955 (como el ex-ministro de Hacienda Ramón Cereijo) y los renunciantes de 1966 (entre ellos, Silvio Frondizi). Además, derogó el examen de ingreso (que reemplazó por un curso introductorio de un mes) para favorecer el ingreso de nuevos estudiantes y convocó a formar equipos de trabajo voluntario para hallar soluciones a las problemáticas de los barrios populares del Gran Buenos Aires.
De acuerdo con el libro La memoria de la rotonda, publicado por la Comisión por la Reconstrucción de la Memoria de la FCE-UBA, del total de estudiantes registrados en el ’73 -el total de la matrícula ascendía a casi 36.000- se afirma que cerca de 15.000 votaron en las elecciones no obligatorias del Centro de Estudiantes (CECE). El voto mayoritario lo obtuvo la Juventud Universitaria Peronista seguida de Franja Morada “cuyos activistas en la facultad no llegaban a quince”. Otras organizaciones que se presentaron aquel año fueron AURCE, TUPAC-FAUDI, TERS, AUN y Avanzada Socialista.
El 23 de septiembre de 1973 Perón resultó electo presidente por tercera vez. Aunque Cámpora ya había presentado su renuncia en el mes de julio, el rector-interventor continuó en su puesto hasta el 1° de octubre. Ese día, trascendió una directiva del Consejo Superior que ordenaba “depurar la infiltración marxista”. Jorge Alberto Taiana, Ministro de Educación, fue el encargado de pedirle a Puiggrós (reconocido historiador marxista) su renuncia. La denominada “primavera universitaria” comenzaba a marchitarse.
Ivanissevich- Ottalagano
La muerte de Perón en julio de 1974 modificó la realidad universitaria imperante hasta la época. El 12 de agosto, la Presidenta María Estela Martínez de Perón ubicó a Oscar Ivanissevich en la cartera de Educación. Entre los asesores del flamante ministro se encontraba Ricardo Pedro Buera, quien tan solo un par de años más tarde ocuparía el mismo cargo de Ivanissevich, pero esta vez acompañando la dictadura cívico-militar comandada por Jorge Rafael Videla.
Al asumir el nuevo ministro la FUBA (rebautizada FULNBA, Federación Universitaria para la Liberación Nacional) lanzó un plan de lucha con manifestaciones y clases públicas. La respuesta estatal no se hizo esperar. Dos semanas después de la asunción de Ivanissevich la policía disolvió una clase en la intersección de Córdoba y Junín y detuvo a 20 estudiantes. El 9 de septiembre, 360 estudiantes fueron detenidos por manifestarse en el centro porteño. Como corolario a su primer mes de gestión, en vísperas del día del maestro, Oscar Ivanissevich pronunció un discurso que despejaba las dudas en torno a su función como ministro de Educación:
“Hoy también vamos a comenzar por el principio. Se trata de informar a los maestros, a los padres de los alumnos y a todos los habitantes del país que hemos propuesto rescatar el alma de la escuela argentina perdida en un internacionalismo materialista” y añadió: “no aceptamos que algunos quieran transformar la bandera azul y blanca en un trapo rojo”
Pero “el alma de la escuela argentina perdida” no era el único asunto que inquietaba al ministro. Las huelgas docentes así como el presupuesto para educación, ciencia y técnica formaban parte de sus preocupaciones:
“No es posible olvidar que los gastos de educación ya han consumido en este año, de reiteradas huelgas, más de un billón de pesos y el presupuesto está agotándose, según informan los contadores autorizados. Como lógica consecuencia injustamente sufre el pueblo que manda a sus hijos a las escuelas del Estado y no los alumnos de las escuelas particulares que siguen estudiando y perfeccionando su preparación […]
Se sabe que la investigación científica en todas sus variedades, exige un gasto que no pueden soportar los países en desarrollo, por el simple apotegma de: primero vivir y después filosofar. Nosotros no podemos intentar hoy competir con Estados Unidos ni con Rusia, en el capítulo de la investigación y menos en los viajes a la Luna. Caeríamos en el ridículo. Sin embargo, nuestra Secretaría de Ciencia y Técnica, tiene un presupuesto de más de 24.000 millones de pesos anuales, cuyo destino se pierde en la noche del tiempo, y aún no he logrado saber cuántos inventos realizaron estos investigadores, cuyos sueldos van de 400.000 a 800.000 pesos mensuales”
Para llevar a cabo las reformas que veía necesarias, el 17 de septiembre nombró a Alberto Ottalagano rector — interventor de la UBA, quien no dudó en declarar: “Aquí y ahora hay que estar con Cristo o contra Cristo. Se ha pretendido una sociedad pluralista y a la vista están las consecuencias. Nosotros tenemos la verdad y la razón, los otros no la tienen y los trataremos como tales”. Como primera medida, ordenó el cierre de todas las sedes universitarias.
En aquel septiembre de 1974 en el que se forjó la dupla Ivanissevich-Ottalagano ocurrieron diferentes crímenes que tuvieron como víctimas fatales a distintas personalidades de la Universidad Pública. Entre ellos, se encuentra el asesinato de Silvio Frondizi, intelectual y docente de la FCE. Y aunque en teoría las garantías constitucionales seguían vigentes, en palabras de Miguel Talento, la Presidenta en funciones “tomó algunas decisiones estratégicas de inmediato, como avalar la mezcla de formas de represión legales e ilegales, abriendo el espantoso camino del terror de Estado”.
La Facultad de Ciencias Económicas reabrió el 21 de octubre de 1974, bajo la intervención del Profesor de Principios de Administración, José Pena. Durante el mes en que la facultad permaneció cerrada, Pena confeccionó una lista de 300 docentes de la facultad que debían ser expulsados. Entre ellos, figuraban Oscar Braun, Horacio Ciafardini, Mauricio Turkieh, Pablo Levin, Alejandro Rofman, Jorge Etkin y Jorge Ader. Algunos de ellos, como Levin, no volverían a entrar al edificio hasta volver del exilio. Otros, tendrían dificultades para volver aún en democracia. En una nota de Diego Gabriel Liffourrena se explica que en el caso de Ciafardini “su retorno a la actividad académica fue un éxito parcial pues sólo logró obtener un cargo en el área de investigación alejado del alumnado como era su propósito principal”
Yo a la facultad, donde se detienen y desaparecen estudiantes, vengo a estudiar
En el transcurso de 1975 muchos estudiantes identificados como militantes se vieron forzados a interrumpir sus estudios. Algunos, permanecieron e intentaron finalizar sus estudios.
Ricardo Bruera fue el primer ministro de educación de la dictadura. Fue el encargado de llevar a cabo la llamada “Operación Claridad” cuyo objetivo, nuevamente, era el de depurar los ambientes educativos y erradicar la subversión. El espionaje en colegios estatales y privados, la elaboración de listas negras, declaraciones obligatorias de docentes y rectores, expulsiones y secuestros empezaron a ser cada vez más habituales. Quien luego sería rector del Colegio Carlos Pellegrini, Abraham Gak, señalaba que “los preceptores eran, muchos de ellos, gente de los servicios, con armas que exhibían […] En definitiva, el patio de la escuela era el patio militar… donde los chicos tenían que formarse en fila rigurosa, donde se revisaba el atuendo, el pelo, el aspecto […] no era solamente la represión en sí, sino el objetivo de someter adolescentes. Y era una intención de mediano plazo. Eso no se consigue en un mes de actuación”
Con el golpe de Estado, la Armada se hizo cargo de la Universidad de Buenos Aires. Si bien José Pena fue reemplazado por Raúl José Cao (oficial de la marina) como interventor de la facultad, este último designó a Pena como consejero. A pesar de los numerosos cambios que viviría la facultad a lo largo del gobierno militar, Pena lograría permanecer en lugares de influencia en la FCE hasta finales de 1978. En 1977, al cumplir 65 años, fue nombrado Profesor Emérito por decisión de las autoridades de la facultad, ya que el Consejo Directivo no se encontraba habilitado para votarlo. A día de hoy, si uno presta atención a las placas de Profesores Eméritos en el Patio de la Fuente de la Facultad, encontrará el nombre de Pena junto a otros docentes de la casa.
Placa “Profesores Eméritos” patio de la fuente del edificio viejo en la Facultad de Ciencias Económicas
En relación a Pena, Marcelo Buckley, militante de la Franja Morada y presidente del CECE desde fines de 1975 opinaba:
“Yo creo que el punto de definición no pasa por sí Pena era una buena o mala personas, si fue uno de los pioneros en la Administración en Argentina (…) Por lo menos para mí, y para mi generación, quedarse como Decano convalidó una serie de situaciones. Y en esta Facultad, y en la Universidad en general hubo profesores que tuvieron actitudes, sin ser absolutamente heroicas, de retirarse, de no participar, de renunciar a los cargos y quedarse con las cátedras solamente ”
En abril de 1977 ante la escalada represiva en los ámbitos educativos y la profundización de la Operación Claridad, el ministro de Educación que la había promovido renunció. En su lugar, asumió Juan Jose Catalán quien distribuyó un folleto a docentes y directivos de todos los establecimientos educativos (en conjunto con un video) titulado “Subversión en el ámbito educativo (conozcamos a nuestro enemigo)”. El folleto, se proponía “facilitar la comprensión del fenómeno subversivo” en el ámbito educativo, así como caracterizar a las “organizaciones subversivas que operaban en el ámbito educativo”. Por su parte, el video, dirigido al público universitario, mostraba a un estudiante de la Facultad de Derecho que en lugar de tomar un folleto que se le ofrecía, lo hacía un bollo y decía “Yo a la facultad vengo a Estudiar”.
Folleto “Subversión en el ámbito educativo (conozcamos a nuestro enemigo)”
Faltan ellxs
Tras el golpe del ’76, las desapariciones se hicieron sistemáticas. Del total de las personas detenidas y desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar, el 45% no superaba los 25 años y el 21% eran estudiantes. En la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, la Comisión de la Memoria reconoce que sólo allí hubo al menos 74 desaparecidos, entre docentes, no docentes y estudiantes, a lo que se suman a varios economistas se fueron exiliados o que aceptaron realizar estudios en el extranjero.
El 28 de marzo de 1976, cuatro días después del golpe, Carlos Hugo Capitman y Laura Creatore fueron secuestrados. Ambos eran militantes universitarios de la Juventud Radical Revolucionaria y de la Juventud Guevarista respectivamente. Cinco meses más tarde, hubo un gran operativo policial en una confitería llamada El Salvador cerca de Córdoba y Callao. Esta ubicación era un clásico punto de reunión estudiantil. Allí fueron secuestrados varios jóvenes miembros de la JUP de Económicas que pasaron semanas en cautiverio para luego (pocos) ser liberados y otros encarcelados. También fueron allanados múltiples domicilios de estudiantes. En noviembre de 1976 fueron secuestrados en sus domicilios dos no-docentes de la FCE, el sindicalista Alejandro Monforte (quien fue liberado y pudo establecer que su lugar de cautiverio fue a ESMA) y Ercilia Argentina Vilar, quien trabajaba en la oficina de Liquidación de Haberes (y era amiga del gremialista Juan Carlos Delaney, antiguo integrante de la comisión investigadora de la represión en la dictadura anterior y continúa desaparecida). En abril del año siguiente, Jose Pena, dejó cesante a Ercilia y ordenó notificarle la resolución (así de cínico como suena).
Durante la dictadura militar funcionaba una comisaría dentro de la facultad. La misma estaba al mando de Raúl Orlando Kahlert de la Policía Federal Argentina. Allí se detenía, encerraba, interrogaba y pegaba a los estudiantes “sospechosos”. Los motivos por los que se podía ser detenido eran varios, vender apuntes o tener algún volante encima (aunque solo fuera uno) eran algunos de ellos. En este sentido, en un trabajo realizado por Juliana Cabrera en el que se entrevistó a Marcelo Ramal, el ex- estudiante de Economía y actual docente de FCE relataba:
“Yo entraba a la facultad, yo tenía un padrón de contactos, y entraba a la facultad con el
periódico “Política Obrera”, camuflado dentro de un paquete de cigarrillos vacío. Es decir,
comprábamos un paquete de cigarrillos, lo vaciábamos por la cola del paquete, cerrábamos,
metíamos el periódico adentro, volvíamos a sellar el celofán con un cuchillo caliente…
envasábamos el periódico como te cuento, entrábamos con volantes metidos en los calzoncillos. Y… hacíamos una actividad, teníamos contactos, es decir, gente con la que teníamos una relación política, discutíamos”
En febrero de 1977, se ejecutó una campaña particular de represión contra el movimiento estudiantil donde también hubo secuestros y posteriores desapariciones a militantes de la FCE, es el caso de Caludio Aníbal Luis junto con su esposa Sandra Zonca (estudiante de Arte Dramático). También fue secuestrada en junio de 1977 Graciela Nicolía, estudiante de Económicas, que si bien estaba afiliada al Partido Comunista, no militaba en la facultad. Ella estuvo secuestrada en la ESMA y fue vista también en el CCD Club Atlético en el barrio de San Telmo. Estas son algunas de las historias de quienes pasaron por nuestra facultad. A continuación compartimos la lista de los 74 compañeros y compañeras de la Facultad de Ciencias Económicas desaparecidos. Sus historias se encuentran en el libro La memoria de la rotonda.
En febrero de 1981 Videla y Martínez de Hoz decretaron el arancelamiento de los estudios de grado en las universidades nacionales. En la FCE esta medida fue implementada por Mario Biondi, nombrado decano por las autoridades militares a partir de 1978. Luego de la Guerra de Malvinas y la caída de Galtieri el movimiento estudiantil tuvo otro porvenir. Llegó a las puertas del Palacio Pizzurno una manifestación que llevaba un pliego de quince puntos donde, entre los distintos pedidos, se encontraba el no arancelamiento ya implementado. En 1983 con la dictadura en retirada retomó la legalidad, reapertura y normalización de los centros de estudiantes. La Franja Morada ganó la mayoría de los centros de la UBA (el CECE entre ellos). Luego de la elección de Alfonsín la FUBA reclamó juicio académico a los docentes que habían estado comprometidos con las violaciones a los derechos humanos a través de un comunicado:
“Uno de los sentimientos más caros de la masa estudiantil es lograr la anulación de los concursos docentes de la dictadura. (…) La FUBA denuncia el continuismo en la permanencia de docentes nombrados por el último gobierno de facto y propone la realización de juicios académicos”.
La memoria en la Facultad de Ciencias Económicas
Una de nuestras principales fuentes para poder conocer, entender y finalmente escribir esta nota fue el libro La Memoria de la Rotonda, editado por la Comisión por la Reconstrucción de la Memoria de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Todavía recordamos el día en que nos enteramos de su existencia y luego de mucho tiempo de búsqueda, el día que por fin pudimos leerlo. Creemos que también vale la pena explicar las acciones de la Comisión por la Reconstrucción de la Memoria, que logró mantener viva una historia que jamás debería ser olvidada.
Un año más tarde de la formación de la Comisión en 1997, comenzó la cátedra libre de Poder Económico y Derechos Humanos . Tras varios años de lucha, en 2004 se logró instituir la materia Poder Económico y Derechos Humanos, una asignatura actualmente electiva para casi todas las carreras en la FCE (excepto en Sistemas, donde aún está pendiente). La misma se pensó con la idea de ofrecer contenidos específicos en relación a los derechos económicos y sociales que reivindicaban los compañeros desaparecidos. Entrevistado por Historias Económicas, Guillermo Wierzba, miembro fundador de la Comisión nos comentaba:
“Fue el primer ámbito de confrontación al neoliberalismo, junto con el Plan Fénix, que hubo dentro de la facultad, donde había una hegemonía de cursos de pensamiento neoclásico y neoliberal. Después de varios años de realizar seminarios fuimos por la idea de una materia. Eso llevó 2 años de discusión en la facultad porque había mucha resistencia a la materia […] Cuando salió la resolución del Consejo Directivo con la creación de la Cátedra Libre de Poder Económico y Derechos Humanos, le cambiaron el nombre y decía Economía y Derechos Humanos. La construcción del Poder Económico implicaba una reacción adversa a las direcciones institucionales de la facultad. A partir de 2002 empezamos a pelear por el establecimiento de la cátedra, que se estableció en el 2004.”
La cátedra fue producto de la pelea de graduados que participaron en la historia de las luchas en la universidad como parte del movimiento estudiantil y que construyeron también un programa al que se fueron incorporando nuevas generaciones de alumnos. En los últimos años, y en el marco de la Comisión por la Memoria se realizaron distintos homenajes a los y las compañeros desaparecidos y asesinados por el terrorismo de Estado en la facultad. Entre ellos, el mural “Faltan Ellos”.
Las distintas acciones de la cátedra, así como la publicación del libro resultan fundamentales para comprender la historia de la facultad bajo los distintos gobiernos (democráticos y dictatoriales), así como las trayectorias de vida de aquellos que -aún con cierta distancia generacional mediante- reivindicamos como nuestros compañeros. Son muchas las vidas de estudiantes, docentes y no docentes de FCE que hoy faltan. Cuando denunciamos la falta de contenidos críticos, sabemos que existe una relación con las sistemáticas intervenciones que tuvo la UBA en general, y Económicas en particular. La madre de Adriana Inés Acosta, estudiante desaparecida en 1978 lo sintetizó en pocas palabras: “Es la generación que falta ahora. En la política, en las facultades, en todos lados”.
Notas
* Ex presidente del Centro de Estudiantes de Ingeniería “La línea recta” a partir de 1973, hoy director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior Siglo XXI y Coordinador de la Comisión de Economía — Convención Nacional UCR.
** La cita pertenece al libro “La memoria de la rotonda — Comisión por la Reconstrucción de la Memoria de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA”
*** De acuerdo con el libro “Testimonios a 25 años del golpe”, Miguel Talento es profesor de la facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Presidente de la Federación Universitaria para la Liberación Nacional de Buenos Aires (FULNA) — 1973. Reelecto en 1974 estando ya preso y la FULNA en la ilegalidad.
**** Cita extraída de Juliana Cabrera (2015). La lucha de la izquierda y el movimiento estudiantil contra el último golpe de Estado cívico-militar. El caso de la UJS en el Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA en los primeros años de la dictadura genocida. XI Jornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.)
Bibliografía
Brenta, N. (2021). Historia de la deuda externa argentina: de Martínez de Hoz a Macri. Capital Intelectual.
Heredia, M. (2019). Cuando los economistas alcanzaron el poder (o cómo se gestó la confianza en los expertos). Siglo XXI Editores.
Juliana Cabrera (2015). La lucha de la izquierda y el movimiento estudiantil contra el último golpe de Estado cívico-militar. El caso de la UJS en el Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA en los primeros años de la dictadura genocida. XI Jornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.)
La memoria de la rotonda — Comisión por la Reconstrucción de la Memoria de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA
Testimonios a 25 años del golpe— Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) y Página 12